jueves, 25 de febrero de 2010

Amor y Obsesión


Amar a alguien es una emoción humana capaz de ayudar a reconciliarse con la vida, producir un cambio en la percepción y poder ver todo más bello.

Pero también, el que cree amar, puede volverse posesivo y cruel hasta el punto de poner en peligro la relación.

El falso amor se puede transformar en obsesión en personalidades depresivas que tienden a relacionarse en forma simbiótica.

Necesitan sentirse dueños del otro, como parte de sí mismos, para poder controlarlo y manipularlo y cualquier actitud de independencia es interpretada como falta de amor.

Pero si esa persona no puede crecer ni tener una vida propia, además de perder la oportunidad de desarrollar su potencial, pierde su identidad, enajenando su propia vida para mantener una relación enferma.

Según la teoría psicoanalítica, la personalidad depresiva es el resultado de un trauma en una etapa muy arcaica del desarrollo psicosexual, durante la lactancia, cuando todavía no hay reconocimiento del yo y del no yo.

El trauma es un acontecimiento imposible de controlar que provoca la incapacidad para responder en forma adecuada y que provoca perturbaciones en la organización psíquica.

Esa etapa narcisista en que el pecho materno es vivido como la prolongación o como un espejo de si mismo, tenderá a reiterarse en cada relación afectiva con personas significativas.

El amor obsesivo es un amor neurótico que también se basa en la forma de relación afectiva que se ha vivido con el padre o la madre, cuando no se ha superado ese patrón y se aspira a repetir las exigencias de la infancia en la vida adulta.

Freud sostenía que el hombre posee un irrefrenable deseo instintivo de conquista sexual de todas las mujeres y que sólo la cultura le impide hacerlo. Como consecuencia, todos los hombres son necesariamente celosos unos de otros y éstos celos, así como la competencia con otros hombres, continuará existiendo siempre.

Según esta afirmación se puede inferir que el verdadero amor sería realmente imposible.

La obsesión en el amor se caracteriza por el intento de control de la relación y de la pareja que representa un objeto más de propiedad del sujeto.

La obsesión en el amor no es amor, consiste más bien en tener a alguien seguro para usarlo.

No hay nada peor en el amor que convertirlo en una cárcel por el miedo a perderlo.

La angustia que provoca el miedo a la pérdida es la falta de fe, porque para amar a alguien de verdad hay que tener fe, y para tener fe hay que tener coraje, ser capaz de correr riesgos, estar dispuesto a soportar el dolor y la desilusión como parte de la vida y a comprometerse sin garantías.

El que se obsesiona considera a la seguridad y la tranquilidad como elementos esenciales en la vida, donde las posesiones, tienen primacía, sin darse cuenta que también él es un prisionero.

La fe en la vida y en los otros se adquiere cuando uno mismo es digno de fe.
publicado por;lucymiraclelove.

Amores Toxicos...


Algunas personas tienen gente que las rodean y que hasta llegan a querer mucho, que les pueden complicar la vida, ya sea como pareja, en casa, en la oficina, en su grupo de amigos, y en cualquier lugar donde se relacionan.

Esto suele sucederles a las personas débiles de carácter e inseguras, que no se animan a comprometerse con lo que quieren, que ceden ante la crítica y tienen poca tolerancia a la frustración.

Todos conocemos a manipuladores que están empeñados en que se haga lo que ellos quieren, a psicópatas intratables que los pueden sacar de las casillas, a gente autoritaria que se lo pasa dando órdenes, a envidiosos a quienes les molesta enterarse de los logros de los demás y a chismosos que no les pierden pisada y que se complace en enterarse y diseminar las desdichas ajenas.

Experiencias de este tipo, con esta clase de gente son inevitables y muchas veces algunas de estas características incluso las pueden tener los novios o los maridos.

Es cierto que si se hace una minuciosa selección de las relaciones que nos circundan, es probable que nos quedemos solos, ya que tarde o temprano comienzan a aparecer alguno de estos rasgos u otros más o menos negativos en casi todas las personas, incluso en nosotros mismos, de manera que lo mejor es enfrentarlos y aprender a lidiar con ellos.

Algunas personas son muy negativas y parecen reducir nuestras energías y nos pueden deprimir con su sola presencia.
En esos casos, es importante evitar que esa persona logre tener poder sobre nosotros no prestando atención a sus intenciones de modificar nuestros planes, porque no podemos atribuir nuestros fracasos a esas influencias, ya que en última instancia tenemos los recursos para liberarnos de cualquier atadura y bloqueo y el poder de atrevernos a ser nosotros mismos.

Lo mejor sería alejarse elegantemente de la mala onda, sin ofender susceptibilidades y sin dañar, simplemente ejerciendo el derecho de ser libres para apartar a quienes nos molestan, pero no siempre esta situación ideal está a nuestro alcance, teniendo en cuenta que pueden haberse creado vínculos importantes difíciles de romper.

Las motivaciones para relacionarse con alguien de estas características, afectivamente, son muchas, porque de alguna forma pueden estar satisfaciendo alguna necesidad básica importante. Por otro lado, se tiende a idealizar a la persona que se ama aunque no haga más que criticar, rebajar y despreciar todo lo que hace su pareja.

Este modo de relación no siempre se hace abiertamente sino en forma solapada empleando técnicas encubiertas, que indirectamente van minando lentamente las defensas de las víctimas que terminan convenciéndose de que no sirven para nada.

Es importante tener suficiente fortaleza como para hacer oídos sordos a los comentarios derrotistas de aquellos que no pueden soportar que los demás tengan éxito, mientras ellos se mantienen sumergidos en la mediocridad.

La independencia mental y la convicción firme son las mejores herramientas que existen para desmoralizar al detractor más entusiasta. Se puede negociar con él, pero nunca transar y renunciar a ser quien uno es.

Estos seres hacen sentir culpables a sus parejas cuando los perciben entusiasmadas con alguna iniciativa propia. La culpa es una fuerza negativa que es muy difícil de manejar, porque la gente tiende a sentirse culpable cuando es feliz, principalmente cuando ha sido condicionado desde niño a esperar de la vida nada más que sufrimiento.

Pero el cambio de manera de pensar es posible, porque la realidad es que cada uno hace lo mejor que puede en cada momento de su existencia y la vida es una oportunidad para lograr la meta de todas las metas, que es ser feliz, porque solamente el que es feliz puede hacer felices a los demás.

Tenemos necesidades básicas que satisfacer para no sentirnos culpables; necesidades físicas, emocionales, intelectuales, vocacionales y espirituales.

Cuando estas áreas no se pueden desarrollar sentimos culpa y estamos expuestos a la manipulación y a las demandas de los demás.

El otro es otro y también es libre de ser como quiere ser. Lo mejor será negociar con él y no permitirle intervenir en nuestra vida con su opinión ni tampoco con su apoyo, porque no lo necesitamos para ser lo que somos.

Lo que desarma definitivamente las intenciones de sabotear las iniciativas de los demás es la convicción firme.

Una pareja puede mantenerse unida mucho tiempo y aún ser feliz, porque nadie es perfecto, pero sólo cuando los dos no renuncian a continuar creciendo como personas independientes, prestando atención solamente a la propia voz interior. publicado por;lucymiraclelove.

La Depresion hoy en dia......


La depresión es una de las afecciones más frecuentes en estos días y lo peor es que es contagiosa. El depresivo expande mala onda por medio de mensajes apocalípticos desde una teoría del caos, que intenta difundir, para quitarle la esperanza a todos los que están dentro de su radio de influencia.

La culpa es el punto débil de los depresivos. Hay que operarse de las culpas, extirparlas de raíz para que nunca más vuelvan a torturarlos. Esta operación se logra por medio del perdón. Perdonarse a si mismo por todo y perdonar todo a todos.

Se considera una patología cuando la persona no puede realizar una actividad cotidiana normal y desde la mañana está deprimido, sufre de insomnio, pierde la motivación para vivir, sus movimientos se tornan lentos, arrastra los pies para caminar, siente una tristeza extrema y una visión del mundo pesimista. Puede tener delirios de persecución, miedos, culpa, y tener ideas de suicidio.

También puede caer en adicciones a las drogas, al alcohol, a la comida, al cigarrillo, para atenuar sus síntomas, que no obstante se suelen agravar después de sus efectos.

Ante la presencia de estos síntomas es indispensable la consulta con un médico clínico que evaluará la necesidad de una derivación.

No siempre se trata de una enfermedad grave, de acuerdo al nivel y persistencia de los síntomas a veces es el modo personal de ver la vida el que provoca un estado anímico depresivo. Los desengaños, las desilusiones, las pérdidas a veces no pueden ser elaboradas ni asumidas provocando un estado de tristeza y melancolía que permanece como parte de la personalidad.

Una forma de modificar este hábito de comportamiento es comenzar a hacer cosas nuevas. Un nuevo trabajo o estudio, una artesanía, un curso de aprendizaje, nuevos amigos, cambio de domicilio, de muebles, de ropa, de peinado. Hay que cambiar todo, porque seguramente hay algo que estamos haciendo mal.

El cambio modifica el modo de ver la realidad brindando una nueva perspectiva y la oportunidad de elaborar proyectos. Cuando hay planes no hay depresión, hay deseos de vivir para realizarlos.

Nos deprimimos porque nos cuesta cambiar. El cambio es oportuno y eficaz justamente frente a la adversidad, porque todo lo que ocurre a nuestro alrededor tiene un sentido más allá de nuestra percepción inmediata y los acontecimientos representan nuevos desafíos.

Recién nos atrevemos a cambiar cuando “la sangre llega al río”.
Ahora es el momento justo para empezar de nuevo.

Muchas veces, las vueltas de la vida nos parecen demasiado crueles, sin embargo, con el paso del tiempo nos damos cuenta que era lo que tenía que suceder para nuestro propio bien.

Es muy difícil ver la realidad cuando los sucesos que nos parecen inexplicables nos desbordan.

La fuerza del carácter es la que permite a una persona no desmoronarse frente a las dificultades o las pérdidas, porque se pueden dar cuenta que todo lo que tenemos es transitorio, nada dura para siempre y es inútil aferrarse demasiado a las personas o a la cosas.

Tenemos que aprender a disfrutar de los momentos felices y después soltar, dejar fluir, sin sufrir porque es la ley de la vida.

Sólo nos tenemos a nosotros mismos, los demás no son de nuestra propiedad, tienen su propio sendero y lo único que podemos hacer por ellos es amarlos y ayudarlos, sin exigir nada a cambio, porque el solo hecho de ayudar a otro nos colma de satisfacción y le da sentido a nuestra vida.

Las cosas que nos pasan les ocurre a muchos, la diferencia es la forma de vivirlas.

Nos preguntamos ¿cómo puede sobrevivir la gente frente a terribles tragedias? Todos nacemos con la fuerza necesaria para experimentar cosas inevitables pero algunos prefieren dejarse llevar por la desesperación y se empeñan en sufrir el resto de sus vidas.

El Ego es el que no puede desprenderse del sufrimiento, porque nuestro verdadero yo tiene la capacidad de vivir naturalmente todas las experiencias sin sufrir, permaneciendo en nuestro interior como un testigo silencioso.

Lo cierto es que estamos en esta vida sin haberlo elegido y es probable que haya razones que desconocemos. Mientras tanto es mejor vivir todo lo que nos depara esta existencia sin oponer resistencias, porque nos empeñamos en buscar lo que queremos y no en encontrar todo lo demás que surge espontáneamente sin quererlo.

Solamente los que están dispuestos a empezar de nuevo todos los días con entusiasmo pueden ser más felices, olvidándose de ellos mismos y entregándose a la providencia.
publicado por; lucymiraclelove.